Diseñar y distribuir el espacio de un almacén parece sencillo y, sin embargo, es bastante complicado en la practica. Y ello con independencia de si se trata de instalar un almacén nuevo, ampliar uno existente o reorganizarlo y adaptarlo a las nuevas tecnologías.

En la actualidad a la hora de diseñar un almacén y dotarlo de los equipos de almacenamiento adecuados, es importante tratar que sus trabajadores sean productivos con el menor esfuerzo posible.

Además, rentabilizar al máximo el edificio y espacio en el que se instala el almacén es un factor fundamental a la hora de diseñarlo.

Tanto la productividad como la seguridad del almacén están determinadas en gran medida por la infraestructura del mismo. Como ya hemos mencionado más arriba, la productividad se refleja en el tiempo que se tarda en desempeñar las labores de traslado y manipulación de las mercancías. Y, cómo es obvio, la seguridad es fundamental en la prevención de riesgos laborales y accidentes de trabajo en el almacén.

Por lo tanto, todo ello debe tenerse en cuenta con carácter previo a la hora de diseñar el almacén y escoger los equipos de almacenamiento adecuados al uso que se les vaya a dar.

El proyecto del almacén tiene que reflejar tanto la disposición exterior como la distribución interior haciendo una planificación a largo plazo.

En el primer caso, la disposición exterior abarca la orientación del local, la dimensión de los diferentes espacios, especialmente el dedicado al almacenamiento, las vías de acceso al mismo, muelles, andenes, rampas, puertas, etc...

En el segundo caso, la distribución interior del almacén es uno de los aspectos más complejos de la logística de almacenes.

A la hora de diseñar la distribución interior del un almacén es fundamental reflexionar sobre las necesidades de un sistema de almacenaje que permita conseguir lo siguiente:

•       Aprovechar el espacio disponible con eficiencia.
•       Reducir la manipulación de mercancías al mínimo.
•       Facilitar el acceso a las mercancías almacenadas.
•       Conseguir el máximo índice de rotación de las mercancías almacenadas.
•       Tener la máxima flexibilidad para la ubicación de productos.
•       Facilitar el control de las cantidades almacenadas.

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